Imagina ser un jóven de 20 años en un país con mayoría de pensamiento misogino, en donde la homosexualidad sigue siendo motivo de burla y que, para quienes desconocen el arte y la disciplina del patinaje artístico, es un deporte “De niñas”, esa es la vereda que Donovan Carrillo, primer finalista mexicano en la historia en patinaje artístico sobre hielo en los Juegos Olímpicos de invierno, tuvo que recorrer, a cuestas, cargando los prejuicios de su país que hoy, ante su inmenso sacrificio, hoy le aplaude y le rinde pleitesía de pie.
El joven Donovan, oriundo de Guadalajara, desde pequeño tuvo que lidiar con las burlas a causa de su complexión, la cual para muchos niños lucia “Largirucho y afeminado”, pero ideal para un deporte alejado del gusto de la mayoría de los niños, un porte elegante, sutil y dinámico preparado y diseñado para el patinaje artístico.
Muchas puertas se cerraron para Donovan Carrillo, ya que un mexicano jamás había trascendido en un deporte así, menos en los Juegos Olimpicos de invierno. ¡Claro! Si a cuenta gotas tenemos preseas en los de verano, llevando a lo mejor de lo mejor de nuestro país, y que solo algunos alcanzan el podio.
Pero nunca dejó de soñar, de luchar, de ir nadando contra la corriente y hoy, un joven que clasificó a la final de forma histórica se ha ganado la admiración y el respeto de una nación entera.
Tranquilo Donovan, tú ganaste la medalla de oro a lo que significa ser Mexicano.
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